viernes, 10 de octubre de 2014

¿Cómo germinar plantas nativas?

Es muy común escuchar que es difícil conseguir plantas nativas, sin embargo muchas veces es cuestión de tener un poco de paciencia, y encontrar el momento justo para ir a cosechar sus semillas. Una vez que las tenemos hacerlas germinar y crecer es muy fácil. 
Como primera medida tenemos que ubicar al árbol de especie conocida, y esperar a que sus frutos maduren. Es importante aclarar que las semillas tienen un tiempo limitado en el que son viables. Hay especies en las que las semillas pueden ser guardadas durante años, manteniendo el poder germinativo, es decir, la capacidad de dar una planta adulta; en otros caso, como el del sauce criollo, su semilla sólo tiene poder germinativo por unas horas o días.
En este caso voy a explicar cómo germinar semillas de timbó (Enterolobium contortisiliquum). Los frutos tienen una forma arriñonada, lo que le dio su nombre popular de oreja de negro.
 Al fruto hay que romperlo, y sacar las semillas. Observen en la primera foto, que el fruto tiene un agujero. Probablemente algunas de sus semillas hayan sido atacadas por algún insecto, por lo podrían no estar viables.

Las semillas se ven de la siguente forma:
 Esta semilla está viable, no tiene agujeros. Naturalmente las semillas de muchas especies tienen una "cáscara" dura, que impide que el agua penetre. En muchos casos, las semillas necesitan pasar por el tracto digestivo de algún animal para que sus jugos gástricos digieran parte de las capas externas de la semilla, y que al ser expulsadas en la materia fecal de los animales, estas sean pemeables al agua, y de esa amnera puedan germinar.
Como nosotros no pensamos comer la semilla y extraerla de nuestras heces, vamos a darle una ayudita artificial, y vamos a hacerle un pequeño corte con una trincheta. El corte tiene que ser muy chico, pero lo suficientemente profundo como para atravesar las capas más externas. De esta manera la semilla estará lista para germinar. Este corte se llama escarificación.
Es importante aclarar que este método no sirve con todas las semillas, pero en muchos casos es adecuado.

 Vamos a ponerla en un germinador. Estos pueden ser como los que hacíamos en la primaria con algodón y papel secante, o simplemente ponerlo entre dos servilletas húmedas, adentro de una tupper, o de un recipiente de plástico como el de la siguiente foto (y taparlo).Si la semilla se hincha, es que vamos por el buen camino y el corte fue exitoso.



Al cabo de unos pocos días, la semilla germinará. La parte blanca que se ve es la raíz. 


Una vez germinada, enterramos la semilla. Para esta planta estamos usando una botella de gaseosa de 2,25 litros a la que se le cortó la parte de arriba y a la que llenamos de tierra fértil (además reducimos la basura). Es importante que la tierra esté floja, ya que la raíz es muy frágil y si hacemos fuerza podemos dañarla. Además hay que recordar hacerle algunos agujeros al fondo del recipiente para que drene el exceso de agua.


No se debe enterrar demasiado la semilla. La profundidad a la que deben quedar las semillas germinadas en aproximadamente la del ancho de la semilla (en esta semilla, alrededor de medio centímetro), es decir cubrirla apenitas con una capa de tierra. En un envase como el de la foto, un timbó puede crecer más de medio metro, pero también pueden usarse envases más grandes. Se debe regar lo suficiente como para que la tierra esté húmeda (probablemente una vez por día en primavera, dos veces por día en verano, dos veces por semana en otoño y una vez por semana en invierno.


 Así es la planta cuando es chica. Si queremos trasplantarlo a un envase más grande, cualquier época es buena siempre y cuando tengamos cuidado de que nunca se desarme el pan de tierra. Las raíces nunca deben tomar aire, porque el árbol muy probablemente se secará. Entonces debemos cortar el envase más chico, sacar el pan íntegro y pasarlo a un envase mayor lleno de tierra (recordar acá también hacer los agujeros de drenaje). Puede pasar que cuando lo saquemos una parte de las raíces tome aire, pero mientras la mayor parte quede dentro del pan de tierra la planta no sufrirá peligro.
En esta etapa podemos  agegarle compost obtenido a partir de nuestros residuos orgánico para darle fuerza. 
Al cabo de un tiempo, y con buen riego y buena luz, el árbol crecerá y estará listo para que lo plantemos en un cantero o una plaza. 



 De acá el árbol ya puede valerse por si mismo. Es conveniente darle una protección poniéndole tutores de metal alrededor, ya que cuando los empleados municipales pasan las bordeadoras, muchas veces lo hacen sin el menor cuidado y lastiman al árbol (en su parte externa, que es la parte que está viva). 
Después de este proceso, nos vamos contentos de que un árbol nativo más ha sido plantado.


Con el paso del tiempo, el árbol crecerá y un día pasará los 4 metros.