martes, 4 de junio de 2019

Espacios verdes contra el cambio climático. La fijación del carbono.

Espacios verdes contra el cambio climático. La fijación del carbono. 

Por Alejandro Benatar. 

En este artículo, voy a intentar explicar de manera sencilla la importancia de las áreas verdes en la lucha contra el cambio climático a través de la fijación del carbono. Pero como diría un personaje que muchos llevamos en nuestros corazones (el Chapulín colorado), ¡Que no panda el cúnico!,  ya que intentaremos explicarlo para gente que no posea conocimientos avanzados de química, física y biología. Lo intentaremos. ¡Síganme l@s buen@s!






Fotos:Arriba, trabajo de voluntari@s para la limpieza y preservación del Área Natural Yrigoyen, en el partido de Vicente López. Abajo:  Humedal en el Dique Roggero, partido de Moreno.


El dióxido de carbono, ese "villano" que hace calentar al planeta. 

El carbono es el elemento más versátil de la tabla periódica. La posibilidad de formar uniones estables (llamadas enlaces covalentes) en cuatro posiciones con oxígeno, hidrógeno, etc, así como con otros átomos de carbono, le permite ser parte de moléculas simples como el dióxido de carbono o el metano (dos moléculas importantes en el calentamiento global), moléculas un poco más complejas como el benceno y otras presentes en el petróleo, o cadenas hípercomplejas como las proteínas o el ADN. Incluso el diamante, está formado por la unión de átomos de carbono.

El dióxido de carbono (CO₂) está formado por la unión de un átomo de carbono con dos de oxígeno a través de dos enlaces dobles; el metano  (CH
4por la unión de un átomo de carbono a 4 de hidrógeno. A modo de ejemplo podemos ver una molécula esencial para la vida como es la glucosa, formada por 6 átomos de carbono, 12 de hidrógeno y 6 de oxígeno (Figura 1). En la figura 2 podemos ver la fórmula de una molécula de clorofila, elemento clave del complejo captador de luz, que permite transformar la energía del sol en energía química necesaria para la formación de biomasa, en un proceso llamado fijación del carbono.



Figura 1. Molécula de glucosa, y su estructura cíclica (un extremo de la cadena reacciona con el otro dentro de la misma molécula). Figura tomada de Nelsosn, 2007.




Figura 2. Molécula de clorofila, por unión de decenas de átomos de carbono, unido a átomos de nitógeno, hidrógeno, oxígeno y un centro de Magnesio. Figura tomada de Nelson, 2007.


Tanto el carbono presente en moléculas orgánicas pequeñas como la glucosa, o en moléculas formadas por millones de átomos de carbono como el ADN o las proteínas, deriva del dióxido de carbono (CO₂) presente en la atmósfera, y fue fijado en algún momento por organismos fotosintéticos (algunas bacterias, y todas las plantas y algas) utilizando la energía del sol en dicho proceso. En este mismo proceso se libera oxígeno (O₂) y se consumen moléculas de agua (HO). Por lo tanto el dióxido de carbono es un elemento esencial para la vida, que además tiene otras funciones como regular el pH de nuestra sangre a través de un sistema dióxido de carbono/bicarbonato de sodio. 


¿Entonces cuál es el problema con este gas? Todo debe estar en su justa medida. En el caso de no existir CO₂ y vapor de agua en la atmósfera, la temperatura del planeta sería súmamente fría, promediando alrededor de 21ºC bajo cero en la superficie terrestre (Anderson y col. 2016). Sin embargo, un exceso en la concentración de este y otros gases, es lo que está generando el calentamiento global a través de los que llamamos efecto invernadero. 



El efecto invernadero

En el siglo XIX Fourier, publicó un trabajo titulado ‘‘On the influence of carbonic acid [CO₂] in the air upon the temperature of the ground.’’ (De la influencia del ácido carbónico [CO₂] en el aire en la temperatura del suelo). Guy Calendar en la década de 1930 mejoró el modelo. Sin embargo, ambos científicos subestimaron los efectos deletéreos del aumento de la temperatura de la tierra, de hecho, veían como algo positivo este calentamiento, por ejemplo para evitar una nueva glaciación, o para moderar el clima en determinados lugares de la tierra (Anderson y col. 2016). Charles David Keeling empezó a ver el enorme incremento de CO₂ atmosférico analizando una serie de mediciones en Hawai en el año 1956. 

Figura 3. Efecto invernadero. Modificada de Anderson y col. 2016.

Para explicarlo brevemente, la luz solar llega a las atmósfera, y una parte es reflejada por las nubes. La porción que atraviesa la atmósfera llega al suelo, siendo una parte reflejada, y la otra absorbida por la tierra en forma de calor. La tierra emite radiación infrarroja (es invisible para el ojo humano), que atraviesa la atmósfera hacia el espacio. Pero una buena parte es absorbida por los gases de efecto invernadero y convertida en calor o re-emitida en forma de luz de mayor longitud de onda (y menor energía), fluorescencia (Figura 3). 


Figura 4. Medición mensual de las concentraciones de CO₂ en la estación de muestreo en Mauna Loa, Hawaii. Tomada de Sabine y Feely, 2015. 

Para ejemplificar lo grave de las emisiones de CO₂ podemos observar la elevada pendiente de la figura 4 entre los años 1955 y 2015. Estas mediciones se vienen realizando a partir de los años ´50s, sin embargo existen registros indirectos de las concentraciones de carbono desde hace 800.000 años. ¿Y cómo es esto posible? L@s geólog@s, estiman esa concentración a través de las manifestaciones de este gas en las rocas. Para registros de los últimos 1.000 años se utilizan las mediciones del aire atrapado en burbujas de los hielos profundos de la Antártida, los que a su vez, mediante otros métodos pueden analizarse y así determinar con exactitud la edad de dichos hielos (Sabine y Feely, 2015). 



Figura 5. Concentraciones de carbono atomsférico desde principios del siglo I hasta principios del siglo XXI. Las líneas punteadas verdes corresponden a estimaciones indirectas, la línea continua azul a mediciones directas. Tomado de (Sabine y Feely, 2015)

El carbono tiene 3 grandes reservorios que intercambian rápidamente materia (orden de años-décadas-siglos).

- Océanos (Aprox 93% del carbono total)
- Atmósfera
- Biósfera terrestre (convertido en moléculas orgánicas, ya sea en el suelo o en la biomasa vegetal).

Además tiene un reservorio que no es intercambiable a no ser por la actividad humana que es el que está bajo tierra en forma de carbón, petróleo y gas. Cuando se extraen combustibles fósiles, lo que se está haciendo es liberar carbono que la naturaleza atrapó durante millones de años bajo la corteza terrestre. 

La masa de carbono está en una unidad que carece de toda posibilidad de entendimiento, ya que está en el orden de los cientos a miles de Pg (Petagramos = 1 Pg son 1.000 billones de gramos o 1015), pero hablando de porcentajes, alrededor del 18% del total de dióxido de carbono de la atmósfera cicla entre esta y las producción de materia orgánica por las plantas para pasar a formar parte de tejidos vegetales, manteniéndose la mitad como biomasa, y la otra mitad (9%) vuelve a la atmósfera por el propio metabolismo de la planta (Sabine y Feely, 2015).  
Esto da lugar a una creciente acumulación de CO₂ a través de su conversión a moléculas orgánicas. Parte de la misma es consumida por animales herbívoros, y por microorganismos, o por incendios y vuelve a la atmósfera. La cantidad remanente de CO₂ que queda fijada como materia orgánica durante un período de tiempo dado en un ecosistema, es lo que se conoce como producción ecosistémica neta. 

El océano tiene mayor capacidad de absorción de CO₂ a través de 2 vías. La disolución en el agua, y la fijación a través del fitoplancton (es decir, todos los organismos acuáticos con capacidad fotosintética como algas, cianobacterias, etc). 






Figura 6. Ciclo del carbono. Tomada de la página de Smithsonian Ocean: https://www.noaa.gov/education/resource-collections/climate-education-resources/carbon-cycle



Esto más que agua parece soda


La disolución en el agua tiene la consecuencia de que acidifica las aguas alterando la vida marina. Esto se debe a la reacción del CO₂ con el agua para formar ácido carbónico. 


CO₂ (gaseoso)
CO₂ (disuelto)    Disolución del dióxido de carbono en el agua


CO₂ (disuelto) + H₂O
H₂CO3      Conversión de dióxido de carbono en ácido carbónico         
H₂CO3 H+ + HCO3-                       Conversión de ácido carbónico en bicarbonato 

HCO3-
H+ +CO32-                            Conversión de bicarbonato en carbonato 

Todas las reacciones constituyen un equilibrio y se producen en ambos sentidos (por eso la doble flecha). La acidificación se da por la liberación de H+.

Caldeira y Wickett publicaron un trabajo en la revista Nature en el año 2003, en el que estimaban que la acidificación de las aguas por el carbono antropogénico actuales y durante los próximos siglos podría ser mayor que la acidificación de los últimos 300 millones de años. Este fenómeno de acidificación trae enormes consecuencias para la vida marina. Los arrecifes de coral son enormemente sensibles a una disminución del pH de las aguas, debido a que sus esqueletos están formados por carbonato de calcio CaCO3, que se degradan con un exceso de acidez por la conversión de carbonato en bicarbonato (Fabry y col. 2008). El mismo fenómenos ocurre para otros animales marinos como estrellas de mar, bivalvos y para organismos presentes en el plancton. Pero la acidificación también afecta a organismos no formadores de caparazones como calamares, debido a que afecta su metabolismo y reduce su capacidad sanguínea de transportar oxígeno, o a algunos artrópodos que ven reducida su capacidad de incubación de huevos (Fabry y col. 2008). Esto tiene consecuencias sobre todas las cadenas tróficas, amenazando seriamente la vida marina. 

Entonces vemos que el exceso de carbono no sólo afecta al planeta por aumento de la temperatura, sino también por acidificación de las aguas. Y para ir complejizando un poco más la cuestión, las constantes de disolución de diferentes gases en agua, son dependientes del pH (medida de la acidez) y de la temperatura, es decir que los cambios podrían tener efectos de liberación a la atmósfera de gases disueltos. Algunos de estos  gases son causantes de efecto invernadero, y darían lugar a un mayor calentamiento; y otros de los gases liberados son esenciales para la vida como el oxígeno (O₂), y verían reducida su concentración en aguas.  Esta disminución en la oxigenación de las aguas se produce por una menor capacidad de las aguas tibias de solubilizar este gas, pero también por cambios en la circulación de las aguas y por el mayor consumo de oxígeno por microorganismos acuáticos (la temperatura influye en el metabolismo y por lo tanto su respiración), y puede observarse en la figura 7 cómo de hecho viene ocurriendo (Oschlies y col. 2018). 



Figura 7. Cambios en el nivel de oxígeno oceánico. a) aguas superficiales (0 a 1.200 metros debajo del nivel del mar). b) Aguas profundas -1.200 metros hasta el fondo marino. Rojo: disminución, azul aumento. Tomado de Oschlies y col. 2018

La disminución del oxígeno tiene enormes consecuencias para la vida marina. Pero además, las bajas concentraciones de oxígeno, estimulan la producción oceánica de otro potente gas de efecto invernadero como es el óxido nitroso (N₂O), lo que retroalimenta los propios efectos del calentamiento global. 
No vamos a entrar en el tema del derretimiento de los hielos, con el consiguiente aumento nivel de los mares, la liberación de metano y demás gases de efecto invernadero atrapado en el hielo, y la liberación de microorganismos congelados (posiblemente algunos puedan ser patógenos) en los hielos antárticos, árticos y en glaciares (Wadham y col. 2012; Legendre y col. 2014). Pero de cualquier manera, son factores que agravarían la situación. 

Después de leer el efecto de la acidificación en los mares, sé lo que much@s estarán pensando, y aprovecho para desmitificar una cadena que circula porla web y que escucho muy seguido: la cadena que habla de curar el cáncer alcalinizando la sangre es mentira. 
Nuestra sangre utiliza un sistema regulador CO₂/HCO3(bicarbonato) (así como otros sistemas) que la mantienen en niveles extremadamente constantes de pH (7,4 +/- 0,05). La acidificación o la alcalinización de la sangre, provocaría desde serios trastornos hasta nuestra muerte. No se puede alcalinizar la sangre, por favor, no crean en cadenas ridículas y pseudomágicas. 

A preservar los ecosistemas nativos...  Las plantas tienen esa hermosa capacidad de fijar el CO2.

Para meterle un poco más de complejidad al asunto, la solubilización del dióxido de carbono en agua es una reacción reversible, es decir que en caso de que el dióxido de carbono atmosférico disminuyera, los océanos "devolverían" un poco del CO₂ que acumuló. Por tal motivo, es prioritario reducir las emisiones de carbono, pero también preservar los reservorios de la biósfera. Y como lo estableció el panel de expert@s en la cumbre de cambio climático de las Naciones Unidas del año 2014, esto debe ser a partir del mantenimiento de la integridad ecológica y de las características originales de los ecosistemas nativos (Suding y col. 2015). ¿Cómo es que los ecosistemas logran captar este excedente de CO₂?

En algún momento de la historia hace más de mil millones de años, un muy lejano ancestro de algas y plantas "comió" una bacteria fotosintética y dio lugar a una de las asociaciones simbióticas más exitosas de la historia. Lyn Margullis (1967, figuraba con su nombre de casada, Lynn Sagan) postuló la teoría endosimbiótica, que explicaba el origen de los cloroplastos, las organelas que permiten a células vegetales y de algas, generar nutrientes a partir del dióxido de carbono y el agua utilizando parte de la energía transferida por la luz del sol. 
La solución está en la tierra y en recuperar el verde que alguna vez existió, ya que además de los efectos locales de disminución de la temperatura, la construcción de los nuevos tejidos vegetales se da a partir de la sustracción de CO₂ atmosférico. Es el proceso contrario que ocurre con las respiración de todo organismo, en la que degradamos materia orgánica acoplada a su conversión en energía química (y también con liberación de calor), o en la combustión en la que se degrada la materia orgánica con una pequeña producción de energía lumínica y una altísima producción de calor (es lo que vemos y sentimos como fuego). 

Volvamos a la molécula de glucosa de la Figura 1, pero esta vez vamos a escribirla a través de su fórmula química:  C6 H12 O6 .La respiración aerobia es un proceso complejo, en el que intervienen varias etapas y una serie de intermediarios que no vienen al caso en este momento, pero para simplificarlo podríamos decir que una molécula de glucosa es oxidada por 6 moléculas del oxígeno que respiramos con la consiguiente liberación de 6 moléculas de dióxido de carbono y 6 de agua. 

C6 H12 O6 + 6O → 6CO + 6HO  + energía química (ATP) y calor          Respiración. 

C6 H12 O6 + 6O → 6CO + 6HO + luz y calor                Combustión (quema) de la glucosa

CH4 + 2 O→ CO + 2HO + luz y calor                             Combustión (quema) del metano


Cualquier molécula orgánica es capaz de quemarse en condiciones adecuadas, pero sólo unas pocas son capaces de entrar en el ciclo de respiración de los seres vivos. 
Si miramos la fórmula simplificada de la respiración y de la combustión de glucosa son prácticamente iguales, la diferencia radica en que a través de los diferentes intermediarios, podemos utilizar parte de esa energía para producir moléculas de adenosín trifosfato (ATP), que luego utilizaremos para los procesos biológicos (el resto se libera como calor), mientras que la combustión es la quema de materia orgánica como por ejemplo en los incendios forestales, cuya energía no se aprovecha, o en la quema de combustibles (por ejemplo el metano es parte del gas natural comprimido utilizado en algunos autos). 

6CO + 6HO + energía lumínica → C6 H12 O6 + 6O₂                                 Fotosíntesis


¡¡Kiri, no te queremos!! El árbol invasor que no salvará de ninguna manera al mundo. 


Podemos observar que las flechas son simples (→) y no dobles (). Esto se debe a que las reacciones son irreversibles. No podemos convertir al dióxido de carbono en materia orgánica. Esta capacidad es exclusiva de algunos organismos (bacterias fotosintéticas, algas y plantas) y se llama fotosíntesis. 

A partir de esa materia orgánica formada y de otros nutrientes, las plantas son capaces de sintetizar todos los compuestos necesarios para la vida, e introducirlos en toda la cadena alimenticia. Por lo tanto, sería deseable que las plantas que plantemos tengan una elevada velocidad de fijación de carbono, pero más importante es que el carbono fijado, no vuelva a ser liberado y esa fijación perdure en el tiempo. Debemos preservar los ecosistemas ya existentes, por sobre cualquier campaña de reforestación, ya sean selvas, bosques, pastizales, humedales y otros ecosistemas. 

Los planes de lucha contra el cambio climático, en muchos casos se basan en armar nuevas forestaciones, incluso con especies problemáticas e invasoras como el kiri (Pawlonia tormentosa), pero descuidando la conservación de ecosistemas autóctonos, y eso es totalmente ilógico. En un estudio del año 2.000 en la Amazonia peruana, l@s autores determinaron que los bosques tropicales analizados fueron mucho mejores en la retención de carbono que cualquier de los otros sistemas analizados (bosques en recuperación, cafetales mixtos, sistemas silvopastoriles, pasturas y huertas), y conservan una enorme cantidad de biomasa en el suelo, al igual que en los árboles en pie (Callo Concha y col. 2002). 

Con lo que cuesta medir las concentraciones de carbono en cada ecosistema, o incluso para cada especie (ver en los trabajos citados) pensemos en lo ridícula de la afirmación de que "el kiri es el árbol que fija más carbono de entre todos los existentes". Son más de 200.000 especies de plantas existentes con las que habría que compararlo. 


Respecto de la situación en un ambiente más cercano a la región rioplatense, Aceñaloza y colaboradores analizaron en el año 2008 la fijación de carbono en tres ambientes del bajo Paraná (alisales -Tessaria integrifolia, sauzales-Salix humboldtiana y timbosales-Albizia inundata). Este análisis incluyó la evaluación de tres de los cuatro principales componentes en los que se almacena el carbono orgánico: 

- Biomasa aérea (incluye todas las partes por encima del suelo de plantas leñosas y sotobosque) 
- Sistemas radiculares (este estrato es muy difícil de medir en sistemas inundables)
- Mantillo (también llamado necromasa) 
- COS (carbono orgánico de suelo o edáfico)

En bosques de los albardones marginales (sauzales y alisales), los autores encontraron que la mayor parte de carbono, estaba en la biomasa aérea, mientras que en bosques de albardones internos (timbosales), existía una enorme acumulación como carbono orgánico en los suelos, y de los 3 tipos de bosque analizados, los de albardones internos eran los que presentaban mayor cantidad de carbono orgánico total (Aceñaloza y col. 2008).

Esto significa, que debemos tener en cuenta varios factores a la hora de definir si una determinada especie es mejor o peor fijador de carbono, como la velocidad de crecimiento, si es de hoja caduca o perenne, la velocidad de descomposición de sus hojas, la densidad de su madera, etc; y ni hablar de un ecosistema, en el que también debemos tener en cuenta la influencia de microorganismos, factores climáticos, la presencia o no de sotobosque, condiciones de humedad y temperatura, cantidad de luz que llega a un determinado punto, composición de especies, ¿y por qué no?, la biomasa acumulada en animales que habitan en ese bosque. Después de todo, los animales también estamos hechos de carbono. 

Hay que destacar que cuando se deforesta, o se degrada un ambiente ese carbono almacenado en los bosques vuelve a la atmósfera en forma de dióxido de carbono. Citando al informe de la secretaría de ambiente, de nuestro país del año 2004: 

"La extensa superficie de bosques con que cuenta Argentina podría contribuir en gran medida a la mitigación de las emisiones de CO2 que se producen especialmente por la utilización de combustibles fósiles y que junto con otras emisiones, son las causantes del cambio climático. A su vez, el cambio de uso de la tierra (deforestación) también representa una importante fuente de emisión de CO2, que podría ser revertida mediante un adecuado manejo de los bosques para aumentar su capacidad de captación del CO2 de la atmósfera" (Gasparri y Manghi, 2004)



Situación de nuestros bosques en las últimas dos décadas. 


En el trabajo antes mencionado, l@s autores publican la superficie total de bosques nativos en la Argentina (en Hectáreas), que transcribimos en la tabla 1. Para el caso la definen como "tierras con una cubierta de copa (o su grado equivalente de espesura) de más del 20 por ciento del área y una superficie superior a 10 hectáreas. Los árboles deberían poder alcanzar una altura mínima de 7 metros a su madurez in situ. Puede consistir en formaciones forestales cerradas, donde árboles de diversos tamaños y sotobosque cubren gran parte del terreno” (Gasparri y Manghi, 2004). Y también definen la deforestación por provincia entre el año 1998-2002 (Tabla 2).



Tabla 1. Superficie de bosques nativos al año 2002. (Gasparri y Manghi, 2004)


Tabla 2. Superficie deforestada por Provincia durante el período 1998-2002. (Gasparri y Manghi, 2004)

Respecto de cuánto carbono fija cada tipo de bosque, su biomasa aérea por hectárea es muy diferente (Tabla 3), y remarca lo que mencionamos anteriormente acerca de los varios factores que pueden afectar la cantidad de carbono fijado. Obsérvese en la tabla 4 la importancia del carbono en el suelo en porcentaje del carbono total, materia que se pierde por erosión cuando se deforesta un ambiente.  



Tabla 3. Biomasa aérea para cada una de las regiones, para el año 1998 (Gasparri y Manghi, 2004).  


Tabla 4. Carbono para los diferentes ecosistemas, calculado para el año 1998, para los árboles de DAP (diámetro a la altura del pecho) mayor a 10 cm. Se excluye sotobosque, y plantas que no cumplan este criterio (Gasparri y Manghi, 2004). PCH: Parque Chaqueño, SM: Selva misionera, STB: Selva Tucumano-boliviana; BAP: Bosque andino-patagónico. 



Tabla 5 y 6. Deforestación de tierras forestales y Otras tierras no forestales y la definición de cada una de estas categorías. Sin embargo, ambas categorías son bosques nativos (UMSEF, 2018).

Gómez Lende analiza la deforestación histórica en la Argentina y escribe que: "entre 1998 y 2016 se deforestaron 6.906.160 hectáreas de bosques nativos en Argentina, la mayor parte de las cuales (72,88%) fue destruida entre 1998 y 2011 -5.032.721 hectáreas-. En ese lapso de poco menos de dos décadas, el ritmo promedio de los desmontes fue de 383.675,56 hectáreas anuales. Tomados individualmente, los relevamientos 1998-2002, 2002-2006 y 2006-2011 muestran de hecho casi una duplicación de la velocidad de la deforestación en Argentina respecto del período 1987-1998, época en la que se talaron en promedio 180.000 hectáreas al año (SAyDS, 2007, citado por SCHMIDT, 2015). Recién entre 2013 y 2016 la deforestación comenzó a ralentizarse, no obstante lo cual la situación continúa siendo preocupante: en efecto, las cifras correspondientes a la superficie desmontada durante el trienio 2014-2016 se sitúan en valores ligeramente inferiores a los del período 1987-1998, pero siempre manteniéndose por encima de las 100.000 hectáreas anuales. (Lende, 2018)". En la figura 8 está graficada la deforestación por departamento. 




Figura 8. Deforestación por departamento. Tomado de Lende, 2018. El top 6 del espanto deforestador se lo llevan, Anta (Salta): 618.019 Hectáreas, seguido de Moreno (Santiago del Estero): 531.650. luego peleando cabeza a cabeza vienen los otros 4 departamentos: General San Martín (Salta) con 303.567, Alberdi (Santiago del Estero) con 266.387, Patiño (Formosa), 260.409 hectáreas y en el sexto lugar Almirante Brown (Chaco) con 255.164. ¡¡Un repudio para estos municipios y para todos los demás que están coloreados!! Son merecedores del premio al subdesarrollo. 






  Tablas 7 y 8. Pérdida de Tierras forestales y Otras tierras forestales en el período 2.007 - 2.017; Tabla 7: valores absolutos y porcentaje por ecorregión; Tabla 8: Porcentaje por Provincia (UMSEF, 2018).

Si bien las plantas, no conocen de límites políticos, es bueno ejemplificarlo por provincia para conocer la responsabilidad de l@s gobernantes inútiles y/o cómplices que permiten que semejante pérdida se produzca, sobre todo considerando que buena parte de esa deforestación se da en regiones categorizadas como zona roja o amarilla según la ley de Presupuestos mínimos para la protección de los bosques nativos (26.331) (Figura 9).   
Figura 9. Porcentaje de bosques deforestados según categoría de la ley de bosques. (UMSEF, 2018). Puede observarse que el 48% corresponden a tierras con un alto grado de protección, y un 2% a tierras que no deberían ser modificadas de ninguna manera.  

Las categorías de la ley de bosques son: 
"a) Categoría I (rojo), esto es, sectores de muy alto valor de conservación que no deben transformarse debido a su conectividad y su localización respecto de reservas, sus valores biológicos sobresalientes, la protección de cuencas y/o la presencia de comunidades indígenas; b) Categoría II (amarillo), que incluye a sectores de mediano valor de conservación que sólo pueden ser sometidos a usos de aprovechamiento sostenible, turismo, recolección e investigación científica; y c) Categoría III (verde), cuyo bajo valor de conservación permite su transformación parcial o total. A partir de la aprobación cada uno de los respectivos OTBN, los bosques incluidos en las Categorías I y II no pueden ser talados bajo ningún concepto, independientemente de su estado o nivel de degradación, mientras que las áreas pertenecientes exclusivamente a la Categoría III pueden ser incluidas en Planes de Cambio del Uso del Suelo (PCUS) que impliquen desmontes. Sin embargo, todos los proyectos de PCUS presentados a los organismos provinciales competentes deben ser evaluados en el marco de audiencias públicas donde participen los actores interesados y se consulte a los potenciales grupos afectados." (Lende, 2018)

Estas deforestaciones ilegales, en muchos casos cuentan con la connivencia de los estados provinciales, que protegen a l@s deforestadores ilegales, y hasta prestan protección para que empresari@s nacionales y dueñ@s de multinacionales desmonten y expulsen a comunidades campesinas y originarias que en muchos casos viven en esas tierras (Figura 10).

  Figura 10. Porcentaje de deforestación ilegal sobre deforestación total por departamento (Lende, 2018).

Y en este trabajo, excelente por cierto, no están analizadas las provincias patagónicas, que también tienen deforestación ilegal y expulsión de pueblos originarios de sus tierras ancestrales, como la del pueblo mapuche (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, presentes). 

Causas y consecuencias de la deforestación. ¡Maldito extractivismo! 

Volviendo al trabajo de Gasparri y Manghi (2004), podemos mencionar algunas de las amenazas a nuestros bosques nativos. Estas son:  

- Forestaciones industriales o con especies exóticas 
- Agricultura (sobre todo la soja), 
- Cambio del uso de la tierra para sistemas ganaderos
- Extracción selectiva o no selectiva de madera, 
- Incendios.

Podemos ver que para el año 1998, la deforestación del Chaco, fue responsable de una mayor cantidad de emisiones individualmente que varias ramas de la industria y que todo el transporte nacional (Figura 10). Y no debemos perder de vista que estos datos son anteriores a la megasojización de la Argentina (con su consecuente expansión de la frontera agropecuaria), que si bien comenzó en los años 90, en su mayoría tuvo lugar durante la década de 2.000, ya que como lo señala el Ing. agrónomo Walter Pengue "La superficie sembrada con soja ha pasado de poco más de seis millones de hectáreas a mediados de los años noventa a 16,500,000 para la campaña 2008-2009." (Pengue y col. 2009), y sigue en aumento.



Figura 10. Emisiones de dióxido de carbono para el año 1998. Gasparri y Manghi (2004).

Y buscando datos actuales, podemos ver el uso que se le dio a los bosques forestales (Tabla 9 y 10)




 Tablas 9 y 10. Productos forestales primarios y carbón y durmientes por jurisdicción. Tomado de Programa Nacional de Estadística Forestal (2.018). 



Figura 10 y 11. Producción de rollizos (Fig. 10) y leña como tal o para carbón(Fig. 11) para el año 2.016. No incluye la deforestación para productos manufacturados. Tomado de Programa Nacional de Estadística Forestal (2.018). 


Para decirlo en criollo, nuestros bosques y selvas, que albergan enorme biodiversidad se van para el consumo de productos primarios y para ser convertidos en carbón. Es lo que se dice un país verdaderamente subdesarrollado, que no valora sus bosques y prefiere convertirlos en productos forestales. Es la misma lógica extractivista que hace que Argentina no pueda despegar y mantenga altos niveles de pobreza, desocupación, desigualdad, conflictividad social, despojo de pueblos originarios y campesin@s, y concentración de la tierra en pocas manos, entre otros aspectos altamente negativos. Es triste, y da bronca, pero esas características son comunes a los países que basan sus economías en la exportación de productos primarios, llámense soja, bananas, ananá, petróleo, minerales, etc (Silvetti y Cáceres, 2015). Y son contrarios al buen vivir, a la determinación de los pueblos y a la soberanía alimentaria, como puede leerse en el trabajo de García Guerreiro y Wahren, aplicado a la soja (2016). 


Y en cuanto a las especies... ¡Estamos deforestando especies amenazadas para usar como rollizos, leña o carbón!


Pueden leerse algunas de las especies utilizadas, muchas de lentísimo crecimiento y con distinto grado de amenaza como los algarrobos (Prosopis sp.), la lenga (Nothofagus pumilio), el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), quebracho colorado (Schinopsis sp.). Ver tablas 11 y 12. Otra de las especies mencionadas es el hermoso guayacán (Caesalpinia paraguariensis), especie de hermosa madera y crecimiento súmemente lento, que se extrajo hasta su exterminio de varias zonas. 


Tablas 11 y 12. Productos forestales según especie: rollizos (Tabla 11) y leña (tabla 12.). Tomado de Programa Nacional de Estadística Forestal (2.018). 

Y ahí es cuando la mentira del monocuoltivo de kiri se hace presente... Se destruyen bosques de enorme valor ambiental para reemplazarlo por monocultivos como el kiri (Pawlonia tormentosa), pinos, eucaliptos y demás especies. Liebsch y col. (2008) establecieron que un ecosistema selvático complejo como la mata atlántica (o selva paranaense que llega hasta la Provincia de Misiones), tomaría entre 100 y 300 años en recuperar el 80% de las especies dispersadas por animales, y la proporción de especies pioneras/no pioneras, pero que tomaría más de 400 años recuperar sólo el 40% de los endemismos. Sea como fuere es esencial dejar de desmontar bosques nativos, y además dejar de pensar que la reforestación recupera el daño causado a los ecosistemas nativos. Es un paliativo, pero no los recupera.   

Los humedales, esos ecosistemas tan injustamente menospreciados. 

Y para terminar, vamos a hablar de los humedales, ecosistemas, que muchas veces carecen de especies arbóreas, pero que son igualmente importantes para mitigar el cambio climático. Citando a Kandus y col. (2010): "Frente a la diversidad fisonómica y funcional de los ambientes mencionados, simplemente podríamos decir que los humedales son ecosistemas que permanecen con su suelo saturado con agua o en condiciones de inundación y/o anegamiento durante considerables períodos de tiempo, particularmente en la época de crecimiento vegetal. Por lo tanto, los humedales presentan rasgos ecofisiológicos (físicos, químicos y biológicos) con predominio de procesos anaeróbicos
(es decir, carentes de oxígeno) en los suelos que fuerzan a la biota –y particularmente a las plantas arraigadas– a presentar adaptaciones para tolerar la inundación o la alternancia inundación-seca."
Est@s autores, definen a los humedales del Delta como ecosistemas de enorme productividad, refiriéndose a la cantidad de carbono fijado, y específicamente sobre los pajonales de paja brava (Scirpus giganteus) presentes en el Delta inferior, y remarcan que las condiciones de anegamiento generan un ambiente anaeróbico (carente de oxígeno), súmamente importante, dado que la anaerobiosis disminuye la actividad de microorganismos descomponedores de la materia orgánica. Así, en lugar de convertirse en CO₂ se mantiene estable acumulándose en los suelos, y llegando a dotar al suelo de concentraciones de hasta un 40% de carbono orgánico hasta más de 50 cm de profundidad (Kandus y col. 2010).
Los diferentes tipos de humedales (entre los que se encuentran turberas, manglares, marismas, ecosistemas deltaicos, etc.) son excelentes fijadores de carbono y como tales su preservación es un elemento clave dentro de la lucha contra el cambio climático. Si bien son fuente de metano en bajas cantidades (un potente gas de efecto invernadero), es difícil de cuantificarlo ya que depende de otros factores como la temperatura, las poblaciones de microorganismos, etc. Pero existe amplio consenso en la necesidad de protegerlos y de restaurarlos cuando estos sean degradados, ya que su efecto neto es el de reducir los gases de efecto invernadero (entre muchos otros servicios ecosistémicos) (Bianchi y col.2009; Valdés Velarde y col. 2011; Villa y Bernal, 2018; Gardner  y col. 2018, Hernández y Moreno, 2018). Bernal y Mitsch (2012), analizaron diferentes humedales de agua dulce de climas templados, y encontraron que humedales con especies arbóreas autóctonas, eran los mejores secuestradores de carbono de entre todas las opciones analizadas. Basaron su estudio en ecosistemas dominados por una especie autóctona del lugar de estudio aunque exótica e invasora para nuestro Delta, el roble de los pantanos (Quercus palustris). Sin embargo, me interesa remarcar que esta especie puede crecer en en zonas anegadas prácticamente en el agua, al igual que el sauce colorado (Salix humboldtiana) o el ceibo (Erythrina crista-galli). Si bien cada ecosistema no es del todo comparable, el clima templado, las condiciones de anegamiento con agua dulce, la enorme producción primaria y la acumulación de carbono en estructuras presentes en la madera como la lignina y de difícil degradación, nos aportan datos de humedales con condiciones que en algunos aspectos se comparten con el Delta del Paraná (que claramente presenta enormes fenómenos de crecimiento con acumulación de materia orgánica y formación de nuevos suelos). 

Existen múltiples peligros para los humedales, entre ellos la urbanización cercana, la contaminación, la erosión costera, etc. En un trabajo de 2019, investigadores, establecieron que la urbanización, alteró las poblaciones de microorganismos en humedales de agua dulce de Washington y del Río de la Plata. (Gonzalez Mateu y col. 2019). La erosión de las costas es otro factor que lleva a la degradación de los humedales, ya que el suelo acumulado durante años-décadas-siglos se lava escapando de las condiciones protectoras del humedal, vuelve a mineralizarse y escapa nuevamente la atmósfera. Y de algo estamos seguros, y es que su degradación o un mal manejo, no sólo disminuiría su capacidad de secuestrar carbono, sino que además los convertiría en una fuente de emisión del mismo, liberando enormes cantidades de CO₂ que hoy están acumulados en estos ecosistemas, con el adicional, de que la velocidad de degradación es mucho más rápida que la velocidad de acumulación pos-recuperación (Braun y col. 2019).
Algunos efectos que erosionan la costa son: "desmalezamiento", desmontes, rellenos con escombros, fijación con especies exóticas, cementación para la construcción de "defensas costeras", destrucción completa del humedal por entubamiento de arroyos. Todos métodos utilizados por varios municipios con el supuesto fin de evitar la erosión y festejados como si fueran eficaces. La realidad es que estos métodos no sólo son caros, sino que muchas veces agravan los efectos de las crecidas. 

En la siguiente secuencia fotográfica podemos ver el desastre realizado por privados, con la connivencia (ya sea por acción o por falta de control ante un delito evidente, que fue denunciado por vecin@s) sobre los humedales costeros de la calle Yrigoyen desde el año 2.000 hasta el año 2.008 en el que la Asociación de Vecinos de Vicente López (AVVL) junto con otr@s vecin@s del partido logró frenar las descargas. Luego del cese de las descargas, la naturaleza tuvo una acción restauradora, y así surgió el Área Natural Yrigoyen. Este predio alberga una enorme biodiversidad con una gran mayoría de pastizal pampeano, y pequeños sectores de talar y de la ecorregión Delta e Islas del Paraná. El municipio de Vicente López sigue incumpliendo con su obligación de remover los escombros que contaminan la costa, acción que estamos realizando los vecinos en el marco de las tareas para preservar la biodiversidad de este espacio. 
A fines del año 2.016 presentamos al poder ejecutivo y a todos los bloques del concejo deliberante el proyecto de reserva para que el municipio de Vicente la reconozca como tal. Todavía seguimos esperando la respuesta.  
















Figura 12. Secuencia fotográfica de los rellenos ilegales en el partido de Vicente López durante el año 2.000-2.008. Luego del año 2.015 la acción coordinada de vecin@s logró frenar la entrada de camiones municipales que intentaban a hacer descargas sobre el Área Natural Yrigoyen. Fotos históricas tomadas a partir de Google Earth, compilación realizada por Sebastián Benítez.  

En el siguiente enlace puede descargarse un resumen del proyecto para el reconocimiento de este espacio:  
http://www.mediafire.com/file/xhjkcvn2sic5fuu/Resumen+Proyecto+todxs+por+el+Yrigoyen.pdf?fbclid=IwAR0BrnkP5Xcd2jl1_9lhy_mPR9B0L_iJ0XVxTrPESIhDLq3A4RbcgwnpjYk


Otros ejemplos de desmanejos de humedales en nuestro país.


Yéndonos bien para el sur, las turberas de Tierra del Fuego, fueron acumulando carbono a través de la acumulación de materia orgánica y tienen edades mayores a los 8.000 años (llegando hasta 14.000). A nivel mundial almacenan el doble de carbono que toda la masa forestal, a pesar de que sólo ocupan un 3% de la superficie mundial terrestre. Un mal uso, como la extracción de turba de las turberas, generaría un daño irreversible con enormes emisiones de CO₂, metano y óxido nitroso (Iturraspe, 2010, Hernández y Moreno, 2018). Pensemos en el nivel de formación de los políticos que nos gobiernan, y su mirada a largo plazo. ¿Se estarán preservando las turberas fueguinas por sus características ambientales y para mitigar el cambio climático? 
No, se dan concesiones para su extracción. 

¿Y los humedales costeros? Bueno, tenemos el ejemplo de la Laguna Mar Chiquita, importantísimo ecosistema, costero cerca de Mar del Plata, en el que l@s concejales aprobaron un barrio cerrado que la amenaza seriamente. 

https://www.0223.com.ar/nota/2019-1-23-15-16-0-vecinos-furiosos-contra-ronda-por-apoyar-el-barrio-privado-lagos-del-mar


Petitorio: https://www.hagamoseco.org/petitions/no-a-la-urbanizacion-en-la-albufera-de-mar-chiquita

Y volviendo a Vicente López, ¿Cómo olvidarnos del Arroyo Raggio, salvado por la Asamblea Unidos por el Río a finales de 2.016 de la acción de desmonte del Círculo de la Policía Federal con la vista gorda del municipio de Vicente López y de CABA.  Hoy el desmonte en el Arroyo fue frenado, pero con este municipio destructor del ambiente nunca se sabe cuándo puede volver a haber movimientos (Figuras 13 y 14). 

Figura 13.  Imagen de la Campaña el Arroyo Raggio no se toca. Luego de frenar el desmonte, el Arroyo hoy luce en todo su esplendor. Ver artículo: "L@s guardianes de los árboles en este mismo blog". 


Figura 14. Imágenes del Arroyo Raggio un año después de frenado el desmonte.


Pensar globalmente, actuar localmente...

La lucha contra el cambio climático es algo que depende de tod@s nosotr@s. Cada ecosistema tiene su importancia. Es esencial que cada persona luche para preservar los espacios silvestres locales, no podemos permitir que se pierda un metro más. Busquemos alguna de las áreas que necesitan de nuestra protección, ya que como dicen l@s compañer@s de la Red de Áreas Protegidas Urbanas (RAPU), colectivo que defiende los espacios silvestres urbanos que todavía quedan en la región rioplatense:(http://redareasprotegidas.org/)

"Quizás haya un lugar cerca de tu casa que necesita ser conocido y protegido. ¡Sumate a la red y conectemos los nodos de este corredor biológico bonaerense!. La existencia de un ambiente sano es nuestro derecho, y nuestra obligación." 


Lo importante es andar, y empezar a fortalecer las redes para lograr esta protección. La tarea es ardua, pero por suerte hay demasiada gente valiosa en el camino como para dar esta pelea sol@s.


Y como dicen otr@s amig@s: ¡hasta la victoria siembren!



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Bernal, B., Mitsch, W. J. (2012). Comparing carbon sequestration in temperate freshwater wetland communities. Global Change Biology18(5), 1636-1647.

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4 comentarios:

  1. Hola!! Veo que andamos en la misma línea de hacer docencia por el Ambiente. En mi caso un poco generalizado, sobre Jardinería en zona semiárida, tratando de conservar y optimizar los recursos disponibles. Mi blog es: www.jardineriapampeana.blogspot.com.ar Son simples descripciones, pero con muchas imágenes para ilustrar y recordar o reconocer. Te felicito. Saludo cordial.

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    1. Hola, estuve mirando tu blog, te felicito. Es bueno saber que somos vari@s l@s que estamos en la conservación. ¿En qué parte de la Pampa estás?
      Saludos,
      Alejandro.

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